viernes, 8 de noviembre de 2013

Se están cargando la Copa

Cada vez que los equipos de Primera entran en el bombo de la Copa del Rey, el asunto sobre la idoneidad de la competición se vuelve recurrente. Miramos a Inglaterra, los inventores del asunto, y anhelamos la falta de condicionantes que tiene la Cup. No tiene ninguno. No hay una competición más pura, con menos ataduras, más auténtica. Puedes fundar un equipo en un pub y llegar a la final de Wembley. Y les envidiamos sus eliminatorias a partido único, la posibilidad de que los pequeños se coman a los grandes, sus estadios llenos a mitad de semana, su habilidad para encajar competiciones de agosto a mayo y que les quepan todas...


Lejos de eso, en España acabamos de vivir un sorteo de Copa sonrojante. Telerigido, amañado directa o indirectamente, carente de emoción, con todo preparado para que los grandes lleguen a la final y para que a los pequeños se los lleven los demonios y estorben lo menos posible. Eso sí, con las migajas y el cuento de hacer una buena taquilla si les toca un Primera.

Ya estamos acostumbrados a algo así, a tener una Copa impura, un engañabobos. Pero, además, ahora se ha puesto de moda sortear la competición al completo. De tal forma, que la Copa queda como un cuadro de tenis. Los equipos ya saben por qué lado del cuadro van y pueden economizar o aumentar esfuerzos a conveniencia. Total, menos emoción todavía. Un sistema aún más pernicioso y más viciado.

Y aún queda otro asunto recurrente: la sede de la final. Ya llegará. Y habrá estadios con las letrinas en obras para impedir que se juegue, se medirá con GPS la distancia entre las ciudades para ver quién sale más beneficiado o más perjudicado y se buscarán mil y una excusas a favor o en contra para presionar a la Federación. Aquí hay más bares o allá hay más parques para que puedan orinar los ultras...

Señores directivos, muchas gracias por matar la Copa. Gracias por hacer de esta competición un torneo menor, residual. Un negocio a mayor gloria de las televisiones y los clubes grandes. Queda en manos de los aficionados y de las agencias de detectives averiguar ahora cuándo, dónde y a qué hora se juegan los partidos. Muchas gracias, de verdad.

(Vía Roberto Palomar)

Un saludo

Carlos

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